Animales de sabana





Canguro













El canguro es sin duda uno de los seres más sorprendente del planeta: en lugar de correr, salta, y posee una bolsa marsupial que hace las funciones de una eficaz guardería para sus retoños. Está diversificado en numerosas especies, pero mientras algunas cuentan con millones de individuos, otras están al borde mismo de la extinción y algunas incluso ya han desaparecido. Todas ellas se encuentran únicamente en el continente australiano y Nueva Guinea, donde se puede ver a estos animales atravesando los duros desiertos, escondiéndose en las zonas rocosas o subidos a los árboles de la selva. El canguro es uno de los primeros animales que los niños aprenden a conocer y, sin embargo, siendo conocido en todo el mundo, sigue guardando muchos enigmas para la ciencia. La historia de los marsupiales se remonta a unos 130 millones de años atrás (en el Cretáceo inferior), cuando se separaron del resto de mamíferos en América del Norte, a partir de entonces, evolucionaron de manera totalmente independiente. Durante el Cretáceo superior conocieron su máximo esplendor en la misma zona y sólo a finales de dicha época (hace unos 70 millones de años) emigraron a América del Sur al tiempo que desaparecieron prácticamente del Norte. Así, en el Paleoceno (hace unos 60 millones de años) ocuparon toda Sudamérica y, atravesando la Antártida, llegaron al continente australiano. Por aquel entonces, América, la Antártida y Australia estaban unidas. Durante gran parte del Mioceno (entre 25 y 5 millones de años atrás) Australia estaba cubierta casi por completo de selva tropical, que lentamente fue retrocediendo hacia los bordes del continente (hoy sólo quedan pequeñas franjas en el nordeste y en algunos puntos éstas tierras tienen únicamente 50 Km de ancho). Los marsupiales australianos vivieron, evolucionaron y se diversificaron en la selva durante mucho tiempo. Seguramente eran buenos trepadores, poseían cola prensil y dedos largos en sus pies provistos de uñas afiladas. Hace unos 15 millones de años, los antepasados de los canguros actuales abandonaron los árboles, quizás en busca de alimentos más nutritivos que las hojas. Ello comportó toda una serie de modificaciones para adaptarse a la vida en tierra. Además, su fisiología tuvo que hacerse compatible con la vida en climas áridos (ambientes que empezaban entonces a predominar en Australia). Finalmente, los parajes desérticos se volvieron dominantes y, en su inmensidad, los canguros se fueron diversificando, originando las más de cincuenta especies actuales. La rata almizclera marsupial (Hypsiprymnodon moschatus) es el pariente vivo más pequeño y primitivo que existe de los canguros. Junto con los demás canguros rata (potoroideos), constituye una evidencia del origen de los canguros a partir de los opósums: conserva cinco dedos en cada pata, siendo el primer dedo del pie oponible, la cola prensil y la carnada de dos crías. Con apenas medio kilo de peso y 2,3 cm de longitud corporal, suele deambular por el suelo en busca de frutos e insectos y, aunque salta, no puede hacerlo como los canguros, que corren dando brincos concatenados y alcanzan velocidades considerables. Existen muchos grupos de marsupiales (unas 260 especies agrupadas en una veintena de familias), todos ellos relacionados en mayor o menor medida con los canguros. Sin embargo, los llamados «canguros verdaderos» son únicamente los que pertenecen a la familia de los macropódidos. Ésta incluye 10-11 géneros y alrededor de medio centenar de especies; al margen del canguro rojo, que es tratado en otras secciones, se detallan aquí todas las especies vivas del género Macropus. También conocido como canguro o ualaru común, es de tamaño muy grande: las hembras llegan a los 25 kg y los machos a los 50 kg. Éstos pueden superar ampliamente los 1,4 m de longitud (a lo que se debe sumar los 60-90 cm de cola). Es el canguro que tiene una mayor área de distribución (sólo está ausente de las franjas litorales del sur y, sobre todo, del norte). Es especialmente abundante en colinas rocosas y montículos escarpados. Es uno de los marsupiales de mayor tamaño que existe, pues con una estatura récord de 1,4 m se acerca mucho a la del canguro rojo. La cola puede superar el metro de longitud. También se le conoce como canguro gris oriental porque abunda en toda la zona oriental de Australia. En un rincón de la isla de Tasmania sobrevive la subespecie M. g. tasmaniensís. Enorme canguro de aspecto y tamaño similar al anterior y peso ligeramente inferior. Es común en toda la franja meridional del continente. Es el último componente del grupo de los cinco canguros gigantes, pues los machos de mayor tamaño pueden alcanzar los 1,4 m de longitud (más los 90 cm de cola). De color menos oscuro que la mayoría, debe su nombre a! pelaje, que recuerda al de un antílope. Vive en la franja septentrional de Australia. También llamado ualaru de Bernard, este canguro se encuentra en los ambientes de sabana rocosa del norte de Australia (Tierra de Arnhem). Con sus 6-27 kg de peso, lo más sorprendente de este canguro es su cola: con un cuerpo que raramente llega a los 90 cm, su cola puede superar el metro de longitud. De actividad crepuscular, abunda en la zona nororiental de Australia. Se caracteriza por la franja negra que, partiendo del cuello, llega hasta las ancas. De tamaño mediano, parecido al anterior, este canguro es común en los bosques del área más oriental del continente. Este canguro de pequeño tamaño (nunca llega a los 10 kg de peso) es el más diurno de todos. Se encuentra, y es abundante, en el extremo suroeste de Australia. Es uno de los canguros más pequeños: su longitud corporal es de 52-68 cm (más 38-45 cm de cola). Presenta una curiosa adaptación: en condiciones de sequía extrema es capaz de sobrevivir bebiendo agua de mar. Amenazado por la destrucción de matorrales y por la introducción de predadores foráneos, todavía se mantiene en varias islas de la costa meridional y occidental de Australia. Este canguro, de hábitat similar al del anterior, es el más pequeño del género: raramente supera los 6 kg de peso. Aunque no está amenazado de extinción, su población es escasa y restringida a una pequeña zona de la costa oriental de Australia, en Nueva Gales del Sur. De color muy oscuro, frecuenta bosques húmedos y zonas forestales con abundante sotobosque. Se encuentra por toda la franja este del continente. Algunos autores lo consideran un género aparte (Wallabia). De tamaño mediano (hasta 27 kg de peso), este canguro se distingue de los demás por su característico cuello rojo. Es común en los bosques de una estrecha franja del litoral oriental y del sudeste de Australia, así como en Tasmania. Presente en el litoral del norte de Australia. así como en pequeñas islas de la zona, este canguro de tamaño similar al anterior es activo al atardecer y por la noche. Es frecuente en bosques abiertos, riachuelos y dunas costeras. Incluye de siete a once especies (según los autores) de canguros de pequeño tamaño (de 1 a 8 kg), que suelen vivir en las acumulaciones de rocas de las praderas y bosques de Australia- Trepan muy bien por las pendientes rocosas dando saltos. Este pequeño canguro (siempre pesa menos de 9 kg) presenta suficientes diferencias morfológicas como para constituir, junto con otras dos especies, un género aparte. Así, por ejemplo, posee un pequeño espolón córneo en el extremo de la cola, de función desconocida. Residente sólo en la parte oriental de Nueva Guinea, es el canguro arborícela de colores más llamativos. Al igual que todos ellos, ha adquirido este carácter como adaptación posterior a la vida en el suelo. Para mejorar la vida en los árboles, ha alargado y fortalecido su primer par de patas, mientras que los pies traseros han quedado más cortos y anchos. Esto le permite mover de modo independiente cada una de las patas traseras cuando camina sobre una rama. Puede trepar muy bien, incluso verticalmente, ayudado por sus fuertes uñas. Los canguros están restringidos a la zona de Australia, Tasmania, Nueva Guinea e islas aledañas. En concreto, el canguro rojo ocupa una gran área de distribución, superada solo por la del llamado euro o ualaru (wallarao). Ambos se pueden encontrar en cerca del 70% del territorio de Australia. Asimismo, son los los únicos que viven en la inmensa zona árida del interior del continente. Las demás especies ocupan franjas litorales de mayor o menor amplitud. El canguro rojo sólo falta en la franja costera septentrional y oriental, así como en el extremo sudoeste. No vive en Nueva Guinea ni en la isla de Tasmania. Los canguros habitan en bosques secos, malezas, praderas, sabanas, estepas y planicies áridas e incluso desiertos. Aunque la mayoría vive en ambientes parecidos, el que más soporta las zonas secas sin agua es el canguro rojo, igualado sólo por el euro. Siempre que tengan hierba verde, pueden estar sin beber por tiempo indefinido. Ello le permite ocupar terrenos absolutamente áridos —casi desprovistos de vida animal— sin apenas competencia. Para descubrir las causas de la desaparición de poblaciones y de especies enteras en el Viejo Mundo se deben hacer complejos estudios y analizar múltiples factores. En Australia, las cosas son más simples y claras. La principal razón es la llegada de los europeos, ya que las alteraciones ambientales en este rincón del mundo sólo empezaron a ser preocupantes cuando pasó a llamarse Terra australis ("territorio del sur"). Aunque, lógicamente, los aborígenes la habían descubierto varios milenios atrás, se considera que Australia se descubrió en l605. En poco más de dos siglos, casi la mitad de las especies de macropódidos (canguros y afines) han sido declaradas vulnerables, en peligro de extinción o extinguidas por completo. La causa directa más importante no es la sobreexplotación ni la caza abusiva, pues la densidadde población humana sigue siendo bajísima incluso hoy en día. El motivo de este desastre ambiental es que los blancos no llegaron solos, sino que trajeron consigo "especies acompañantes". Y no unos pocos ejemplares, sino barcos enteros cargados de ganado: ovejas, vacas, cabras... En un país tan inmenso, lo más cómodo y económico es la cría extensiva, de manera que rápidamente Australia empezó a llenarse de animales no autóctonos que comían y se reproducían sin parar. Prácticamente sin enemigos, convinieron enormes áreas de tierra en pastos y alteraron el paisaje para siempre. Además, en contraste con las blandas palas de los canguros, las duras pezuñas de ovejas y reses fueron destruyendo la cubierta vegetal y hasta el suelo del territorio. Como consecuencia, en poco tiempo las praderas, convertidas en senderos para el ganado y desprovistas de la protección natural de las plantas, se erosionaron y convirtieron en barrancos y eriales. También -se introdujeron conejos para que los cazadores tuvieran abundantes presas. Y las tuvieron, pero en exceso. Los conejos se reprodujeron sin control (carecían de los depredadores de su país de origen), resultando un azote para los ecosistemas y hasta para la agricultura. En un ingenuo y vano intento de contenerlos, se colocaron miles y miles de kilómetros de vallas. Estas representaron, a su vez, otro problema para los animales migradores, que se desconcertaban ante algo para lo que no estaban preparados. Los canguros con frecuencia chocaban, se enganchaban y hasta morían en estas vallas. Por si fuera poco, los europeos vinieron con perros, gatos, zorros... y, aunque involuntariamente, cambien con ratas y ratones. Todos ellos se aficionaron rápidamente a la carne de marsupial. Por ese motivo, al revés de lo que suele ocurrir en el resto del mundo, las especies extinguidas y más amenazadas en Australia son las de menor tamaño, las presas de estos animales foráneos. Al principio de la llegada del hombre blanco, la población de canguros rojos sufrió una grave recesión a causa de la caza. Un naturalista del siglo xix observó un número tan bajo de ejemplares, que predijo su desaparición. Sin embargo, ésta no se produjo gracias a la adaptación del canguro rojo a ambientes desérticos, en los que los cazadores apenas se aventuraban. Por su tamaño, era considerado un buen trofeo, pero, superada esta primera época, eso le salvó, pues no era una presa fácil para los animales introducidos. Además, se benefició de la instalación de granjeros en zonas del interior, pues ello comportó la presencia de agua. Este hecho ayudó a aumentar su tasa de reproducción, lo que se ha mantenido a lo largo de los años y ha provocado que hoy haya una superpoblación. El crecimiento de la población compensa las muertes por atropello, que no son pocas, pues los canguros suelen concentrarse en las carreteras al crecer en ambos márgenes suculentas franjas de hierba, alimentadas por el agua de lluvia que rechaza el asfalto. También compensa las víctimas de los cazadores: cada año, los equipos de control cuentan el número de ejemplares y determinan la cantidad que podrá cazarse legalmente el año siguiente, que puede ser de varios millones. Fruto de todos estos factores, hay por lo menos diez millones de canguros rojos. El canguro rojo no sólo es el canguro, sino también el marsupial vivo de mayor tamaño, pues los machos viejos pueden acercarse a los 85 kg de peso y superar los 2 m al erguirse sobre sus enormes patas posteriores, sin contar con la cola que puede superar el metro de longitud. Un carácter distintivo con respecto a las demás especies es la franja blanca que presenta en la mejilla. La parte frontal del hocico es blanquecina con manchas negras o marrones oscuras y el extremo está parcialmente desnudo (sin pelo). Las orejas poseen largos pabellones auditivos orientables. La dentición consta de incisivos para cortar la hierba y numerosos molares (16) para triturarla bien. En los machos adultos puede superar el metro de longitud. Muy musculosa y potente, sirve de apoyo en reposo, especialmente cuando el animal se yergue para otear el horizonte. Cuando camina lentamente, es un punto de apoyo muy importante para poder desplazar las enormes patas posteriores. En la locomoción rápida sirve de balancín y actúa como contrapeso del resto del cuerpo en los grandes brincos. Concebido meses atrás, el embrión nace cuando la cría anterior que hasta entonces ocupaba, la bolsa se vuelve independiente. Ha permanecido en estado latente esperando el momento oportuno, pues es tan débil e indefenso que cualquier otro inquilino lo aplastaría sin remedio. Cuando nace es una pequeña masa de carne rosada del tamaño de una alubia que, desprovista de vista y oído, debe encontrar el camino desde la vagina hacia el marsupio. Antes del nacimiento, la madre lame y limpia esta zona, y el pequeño sigue el rastro de la saliva. Sus patas traseras aún son pequeños apéndices inservibles, por lo que utiliza las "manos" para arrastrarse, y en poco más de tres minutos recorre los l4 cm que separan la vagina del marsupio; si no lo consigue, morirá sin remedio. Una vez ha remontado el trayecto, entra en la bolsa y se agarra a un pezón. Durante meses, su único alimento será la leche materna. A los dos días de haber nacido el embrión, la hembra ya entra en celo, lo que es detectado por los machos gracias al peculiar olor que emite. En seguida se apareará con el dominante, que peleará por ello si es necesario. El óvulo será fecundado, pero sólo se dividirá unas cuantas veces, permaneciendo en un estado de blastocito latente muy precoz (no es más que un grupo de menos de cien células y de un cuarto de milímetro de longitud) dentro del útero. Transcurrido más de medio año, únicamente reanudará su desarrollo cuando la cría que hay en el marsupio lo abandone. Entonces crecerá durante un mes hasta convertirse en el pequeño embrión que nace y se introduce en la bolsa. Vemos, pues, que los canguros son unas eficientes máquinas de procrear que actúan en tres fases perfectamente sincronizadas: mientras la madre presta protección y los últimos cuidados a la cría que ya está fuera de la bolsa, otra va creciendo dentro al tiempo que una tercera espera en el útero su turno para empezar el ciclo. Después de pasar unos ocho meses en la bolsa, el pequeño canguro ya está suficientemente crecido como para salir. Todavía seguirá mamando durante bastante tiempo, pero paulatinamente irá sustituyendo la leche por bocados de hierba, la madre asea a su cría y la vigila siempre, pues resulta un plato apetecible por los depredadores. Ante el menor peligro, el joven entrará en la bolsa de nuevo y permanecerá allí hasta que desaparezca la alarma. En seguida aprenderá a desplazarse a cuatro patas, pero tardará en poder correr a saltos como sus padres. La madre, en cambio, puede brincar a la carrera perfectamente con su cría crecida dentro del marsupio. Si es un macho, con el crecimiento adquirirá un pela]e más rojizo. Cada día pasará menos tiempo en la bolsa y sus salidas serán más temerarias. Se encuentra en un período delicado de su vida, pues es demasiado grande para que su madre —con otras crías que atender— lo proteja, y demasiado pequeño para escapar con rapidez y eficacia de los depredadores. Por ello se encontrará más seguro junto a los demás jóvenes del grupo. Todos los canguros se alimentan de vegetales, hojas o preferentemente hierba. Las especies más primitivas tienden a ramonear, mientras que las más modernas suelen pastar. Así, el canguro rojo es herbívoro. Una de las actividades que los canguros suelen realizar en grupo es alimentarse. De este modo, están más seguros si se acerca un depredador. Al menor peligro, el repentino movimiento de uno de ellos puede desatar la huida de todo el grupo. El canguro rojo corta la hierba con los tres incisivos superiores, que aplica sobre los inferiores y mastica muy bien las plantas para no tener que regurgitarlas y rumiarlas, como sucede en las especies más evolucionadas. Por ello, los dieciséis molares se desgastan mucho, por lo que tienen un avance continuo hacia delante y se renuevan hasta cuatro veces. El estómago es muy distinto al de los rumiantes: está tapizado de células que segregan un líquido rico en bacterias cuya secreción enzimática facilita el proceso digestivo al degradar la celulosa. Muy voluminoso, cuando está lleno el estómago puede constituir el 15% del peso del animal. El canguro está adaptado a los parajes desérticos, pero ello no significa que desprecie el agua cuando está disponible: en pocos minutos puede beber hasta el 10% de su propio peso. Si no encuentra agua, evita al máximo la deshidratación: es más activo de noche, se refugia a la sombra y se lame la piel en las partes del cuerpo en que la sangre circula cerca de la superficie. También come una mezcla de plantas y raíces que le ayuda a prevenir la deshidratación. Antiguamente, las tierras australes estaban pobladas de criaturas enormes, como el lagarto monitor gigante, que con sus 7 m de longitud y más de 600 kg de peso sin duda daba buena cuenta de los antepasados de los canguros. Pero en la actualidad ya no quedan depredadores de este tamaño. Hay marsupiales carnívoros, pero la mayoría son diminutos y ninguno puede atacar a los grandes canguros. Para encontrar los que sí lo hacen hay que salir del mundo de los marsupiales: algunas serpientes, águilas, el dingo (un perro salvaje que acosa en grupo a los adultos del canguro rojo) y el hombre. Los habitantes originarios del continente llegaron a Australia hace miles de años y, aunque cazaban lo que podían, no hay noticia de que causaran extinción ni merma de ninguna especie de canguro. En primer lugar por su número, que siempre fue, y sigue siendo, muy pequeño. Y en segundo lugar por sus procedimientos. Uno de ellos es el de provocar incendios, lo cual no es tan grave como pudiera parecer, ya que en ecosistemas no boscosos los incendios renuevan la vegetación y favorecen el rebrote de plantas que sirven de alimento a los canguros. Algunas gramíneas incluso necesitan los incendios para crecer mejor. Otra de las técnicas de caza de los aborígenes es tan conocida como ingeniosa: está basada en el empleo del boomerang. Con esta original arma voladora pueden alimentarse, pero nunca alterar los ecosistemas. De hecho, los aborígenes sienten un gran respeto por marloo —así llaman al canguro rojo-: en una preciosa leyenda relacionan el carácter bípedo de los hombres con los canguros. Sin duda, el rasgo más aparente de los canguros es su marcha a saltos pero, desde el punto de vista biológico, quizá sea más sorprendente el marsupio o bolsa marsupial. Su existencia constituye una ingeniosa solución, única en el reino animal (aunque compartida con otros marsupiales), que no sólo permite la eficiente reproducción en tres fases, sino un cuidado de la cría a un nivel máximo, superior incluso a la tradicional protección de los mamíferos más evolucionados. Es conocida la importancia de esta protección en la supervivencia de la prole y, por tanto, en la pervivencia de la especie. El marsupio es como una guardería completa: proporciona a la cría alimento, calor, descanso, seguridad... La hembra no necesita emitir sonidos de alarma (como hacen los ungulados) para que su cría la siga en caso de peligro: basta con huir presta, sabiendo que su cría está segura en su interior. Ésta no sale si no es imprescindible: cuando ya está crecida y alterna la leche con hierba, asoma la cabeza para intentar arrancarla, pero sin llegar a salir de la bolsa. Y cuando ya es tan grande que está más tiempo fuera que dentro, acude a ella para mamar. Tomará una leche de composición distinta a la que toma simultáneamente el embrión que ya ha nacido y que se encuentra dentro del marsupio. Aún en el exterior, la madre limpia a su retoño, le protege del calor, le instruye..., siendo difícil encontrar una relación madre-hijo más estrecha. El joven intenta volver a la bolsa con cualquier excusa y, por supuesto, siempre que detecta un peligro; entonces se tira de cabeza en ella. Y lo hace hasta cuando no cabe: se le puede ver dentro con la cabeza y las largas patas que sobresalen ampliamente. No se puede por menos que reconocer que, a pesar de sus rasgos de primitivismo, mientras sus parientes luchan por sobrevivir o sencillamente se extinguen, el canguro rojo ha sabido congeniar soluciones tan ingeniosas como el mecanismo de salto y la bolsa marsupial, se ha adaptado a un ambiente hostil y desértico, y ha superado el choque que supuso la invasión del hombre, convirtiéndose en la especie dominante del desierto de la Térra australis.


Cebras












Cebra, mamífero originario de África muy conocido por su pelaje rayado característico. Es más pequeño que su pariente el caballo y muy parecido en aspecto y hábitos al asno salvaje. Tiene una crin de pelos erectos a lo largo del cuello, unas orejas grandes y una cola terminada en un mechón de pelos oscuros. El dibujo de rayas oscuras sobre fondo más o menos claro del pelaje constituye un camuflaje perfecto en su hábitat natural. Los enemigos principales de la cebra son los leones y los cazadores, que aprovechan la carne y la piel. En algunas zonas de África, las cebras se utilizan en carreras de tiro y son animales muy comunes en zoológicos y circos. Se distinguen tres especies de cebras y varias subespecies según las variaciones en la disposición de las rayas del pelaje. La cebra de montaña es la más pequeña de las especies; mide 1,2 m a la altura de la cruz y tiene un cuerpo bien proporcionado, fuerte y musculoso. El pelaje es blanco-plateado y las rayas oscuras se extienden por todo el cuerpo, excepto en el estómago y en la parte interior de los muslos. Las bandas de la cabeza son castaño oscuro y el hocico es de color pardo. Las piernas son cortas, enjutas y fuertes. Las cebras de montaña viven en rebaños pequeños y habitan las zonas montañosas de Suráfrica. Esta especie era muy abundante en otros tiempos, pero ahora sus poblaciones están muy diezmadas debido a la caza intensa de la que son objeto. Con el nombre de cebra de Burchell los ingleses incluyen a una serie de razas de tamaño medio que habitan las sabanas de África oriental y Suráfrica. Sin embargo, la especie que incluye a todas estas variedades (Equus quagga) se llama cebra común, para diferenciarla de la verdadera cebra de Burchell (Equus quagga burchelli), llamada así en honor al naturalista británico que la describió por primera vez, William John Burchell; esta especie fue exterminada por los boers y demás colonizadores de África del Sur. Algunos autores consideran a la cebra de Burchell como una especie propia (Equus burchelli). Las variedades de la cebra común son la cebra de Grant, la cebra de Böhm y la cebra de Chapmann. Los bóers llamaban cuagas a todas estas cebras, pero la verdadera cuaga (Equus quagga quagga) fue exterminada durante el siglo XIX; su coloración era más oscura y sólo presentaba rayas en la cabeza, el cuello y los hombros. Por último, la tercera de las especies es la cebra de Grevy (también llamada cebra real), llamada así en honor del presidente francés Jules Grévy. Mide 1,5 m a la altura de la cruz y sus rayas son muy numerosas y estrechas. Esta especie era antes muy abundante y tenía una distribución amplia, pero hoy se encuentra restringida a las zonas áridas del este de África y está casi extinguida. Clasificación científica: la cebra pertenece a la familia de los Équidos, dentro del orden de los Perisodáctilos. La cebra de montaña recibe el nombre científico de Equus zebra, la cebra común se clasifica como Equus quagga, la cebra de Grant como Equus granti, la cebra de Chapmann como Equus chapmannae, la cebra de Böhm como Equus boehmi, la cebra de Burchell como Equus burchelli y la cuaga como Equus quagga. Por último la cebra de Grévy es Equus grevyi.




Elefante


















El período más largo de gestación de los mamíferos, es el de los elefantes, pues alcanza a los 22 meses; al nacer la cría tiene un peso de 100 kilos y una alzada de uno 90 centímetros y aunque a los seis meses comen alimentos sólidos - maman durante tres o cuatro años. Las hembras suelen parir una cría cada dos o cuatro años. Como curiosidad, agreguemos, que las crías, a veces, se chupan la trompa, como hacen los niños con su dedo pulgar. El vínculo establecido con la madre dura bastante tiempo, y es normal observar una hembra seguida de crías de diferentes edades. Otro hecho notable es que las crías son agrupadas, como en una guardería, bajo la vigilancia de una hembra, mientras las demás se alimentan.  Las crías pasan gran parte del tiempo jugando: chapotean en el agua, persiguen animalillos, se pelean entre sí con sus trompas y, cuando dejan de jugar, se apoyan unas contra otras y dormitan. Los adultos necesitan pocas horas de sueño, y pasan la mayor parte del tiempo comiendo o visitando los puntos de agua para beber y bañarse. Situándonos en las antiguas épocas de la tierra, como en el terciario, el elefante, hoy, el mayor de los mamíferos terrestres, es el último superviviente de un grupo animal que, entonces, fue muy abundante: los proboscídeos. El antepasado más remoto de que se tiene noticia vivió hace unos 50 millones de años, y se supone que fue parecido a un jabalí de gran tamaño. Los proboscídeos, con el paso del tiempo, se fueron haciendo cada vez más grandes y desarrollaron una trompa y de dos a cuatro espectaculares incisivos, los colmillos. Se distribuyeron por toda la Tierra, a excepción de la Antártida y Australia; eran más de 300 especies, entre ellas, los mastodontes y los mamuts, estos últimos de características muy parecidas a las del elefante actual, como lo prueban las pinturas rupestres halladas en diversas cuevas. Hace más de 2.000 años, los elefantes se utilizaban para transportar tropas y armas a los campos de batalla; así los conocieron los griegos, durante la campaña de Alejandro por la India. En época helenística, estos animales fueron utilizados por todos los ejércitos reales. Y los romanos tuvieron que enfrentarse a ellos en sus guerras con Pirro y contra Cartago. En Asia, todavía se les entrena para diversos trabajos, como levantar y transportar troncos y, en el mundo, como una atracción de circo.  En la actualidad, los elefantes salvajes sólo viven en el África subsahariana y en algunas regiones de Asia: la India, Sri Lanka, Indochina e Indonesia. En el elefante africano se distinguen dos subespecies: el de la sabana o matorral y el de la selva.. Por su parte, el elefante asiático cuenta con cuatro subespecies: el elefante de Sri Lanka, el indio, el de Sumatra y el de Malasia .  Aunque entre las dos especies existen indudables afinidades y características comunes, también hay rasgos que permiten distinguirlas. El elefante africano es de mayor tamaño: un macho adulto puede sobrepasar los 6.000 kilos de peso y alcanzar 3,5 metros de altura en la cruz, unos 60 centímetros más que el asiático. El elefante africano también tiene las orejas mucho más grandes, y su frente es plana, mientras que la del asiático es abombada. En la especie africana los colmillos son más largos y aparecen en ambos sexos, mientras que en la asiática sólo son visibles en los machos. También en la trompa hay diferencias: la de los elefantes africano presenta en su extremo dos apéndices digitiformes, en cambio, en la del asiático sólo existe uno.  El elefante es un animal de cabeza grande y redondeada, con ojos pequeños y orejas enormes. Contra lo que pueda parecer, el peso encefálico no es exagerado, pues el esqueleto craneal está aligerado por numerosos senos. La dentición se compone de los incisivos laterales superiores, desarrollados como defensas, y seis molares a cada lado, aunque sólo uno o dos son funcionales a la vez; el posterior se mueve hacia delante, situándose en el lugar del anterior a medida que éste se desgasta y cae. Sus extremidades son largas, rectas y columnares, y carecen casi por completo de flexibilidad en las articulaciones. La piel es gruesa y rugosa, y el pelaje es escaso, apenas unos mechones en torno a las aberturas auriculares, bajo la mandíbula inferior y en el extremo de la cola. Los elefantes se distinguen sobre todo por la trompa prensil y los largos colmillos. La trompa probóscide, una prolongación de la nariz y el labio superior, es larga y musculosa, con miles de haces longitudinales y circulares que le permiten adoptar cualquier posición. Con este apéndice, el animal puede respirar, oler, beber, llevarse la comida a la boca, ducharse y esparcir polvo por su cuerpo. También la utiliza para arrancar matorrales, descortezar un árbol, conducir a las crías y, cuando se siente amenazado, emitir una señal de alarma.  En realidad, la trompa, constituye una auténtica mano que el animal sabe utilizar con extraordinaria habilidad. Otro rasgo característico del elefante son los largos colmillos, incisivos superiores modificados y de crecimiento continuado. Pueden alcanzar dimensiones considerables, hasta 5,5 mts. de longitud y unos 120 kg de peso, aunque el peso medio en el macho es de unos 60 kg. En las hembras son mucho más pequeños, y en las de la especie asiática ni siquiera son visibles. El elefante utiliza sus colmillos como herramientas, y puede servirse de ellos para arrancar un matorral o un arbusto, descortezar un árbol, romper ramas, sondear el suelo en busca de agua o embestir a un enemigo. Por lo general, tienen distinta dimensión, pues el animal suele usar más un colmillo que el otro y, por lo tanto, lo desgasta más. Los colmillos son de marfil, con una ligera capa de esmalte en los extremos que se desgasta enseguida. El elefante es un animal herbívoro, que se alimenta de hierbas, hojas, ramas, raíces, frutos y cortezas, según la zona y la época del año. Debido a su gran tamaño, un ejemplar adulto puede ingerir 140 kg de alimento al día en la época de sequía, y más de 200 kg en la época húmeda. La composición del alimento también varía con la estación. Los elefantes también necesitan mucha agua: unos 100 litros por día, que suelen ingerir de una sola vez, incluso en época de abundancia. En las regiones áridas donde el agua escasea, excavan el lecho de los ríos secos hasta alcanzar la capa freática. Cuando abandonan el lugar, los pozos que dejan permiten a otras especies satisfacer la sed. Para encontrar agua y la cantidad de comida necesaria, estos grandes animales exploran vastas extensiones de terreno. A pesar de su pesado aspecto, son bastante ágiles, y a un paso regular recorren entre 4 y 6 km a la hora; pero cuando huyen, o si se violentan y cargan, pueden alcanzar los 40 km en trechos cortos. De costumbres gregarias, viven en grupo sociales bien estructurados. Estos grupos o manadas por diez o doce individuos, aunque en ocasiones pueden llegar a los cien. Cada manada está integrada por individuos emparentados, por lo general varias hembras adultas y sus crías de ambos sexos y diferentes edades, es conducida por la hembra de mayor edad. Los machos adultos sólo forman parte de la manada en la época de reproducción, y el resto del tiempo viven en solitario o en pequeños grupos. Los elefantes son muy sociables, y entre ellos existe un gran sentido de colaboración. Cuando advierten una amenaza, los individuos de la manada se agrupan dejando a las crías en el centro. Si la guía decide huir, corren formando un grupo compacto. Cuando uno de los componentes del grupo es herido, los otros suelen acudir en su ayuda aun a riesgo de sus propias vidas. La comunicación entre elefantes se produce por medio de señales acústicas, olorosas y táctiles. Su sentido de la vista no es muy agudo y tiene menor importancia que los demás en la vida social. Las señales auditivas son de diverso tipo. Además del clásico barrito (berrido del elefante), que suele significar excitación, sorpresa o propósito de ataque, los elefantes emiten resoplidos, bufidos y gruñidos de alarma, identificación o llamada. Gracias a su tamaño, no tienen enemigos naturales y leones, tigres o cocodrilos, a veces, capturas crías que han quedado separadas del grupo. El hombre es el único animal peligroso para el elefante, que lo mata por deporte o por ambición, para apoderarse del preciado marfil de sus colmillos.



Hipopotamo




 
 
 
 
 
Sobre su aspecto físico: Los ojos, las orejas y los orificios nasales del hipopótamo quedan situados por encima del nivel del agua cuando el animal está nadando para poder percibir que sucede en su entorno. Sin embargo, el hipopótamo no deja nunca de estar protegido por el agua, ya que al menor peligro este pesado animal se zambulle con gran rapidez. La piel del hipopótamo no tiene glándulas sebáceas, sin embargo, segrega un líquido de color rojizo que los protege de los rayos solares. Sobre su comportamiento: Los hipopótamos viven en grupos constituidos por machos, hembras y sus crías. Sobre su alimentación: El hipopótamo es un vegetariano auténtico que se alimenta de la hierba que crece en los márgenes de los ríos. En el atardecer, es curioso ver rebaños de hipopótamos pastando fuera del agua las hierbas que crecen en las zonas húmedas de ríos, lagos y estuarios. Afortunadamente para el hipopótamo, el consumo de energía de este gran animal no es el mismo proporcionalmente que en los animales más pequeños. Las formas redondeadas y macizas de los hipopótamos les permiten el ahorro de mucha energía que de otra forma se dispersaría a en forma de calor a través de su piel. Aunque los hipopótamos son animales tremendamente pesados, de varias toneladas, consumen una cantidad equivalente de alimento inferior a los 50 kg al día. Sobre los peligros que le amenazan: Aunque parezca extraño, la protección del elefante ha supuesto poner en peligro al hipopótamo. Esto se debe a que se busca en el hipopótamo los colmillos (de 5 cm) que no se pueden extraer del elefante. Los hipopótamos nadan a la perfección, pueden estar sumergidos hasta 5 minutos y tanto el parto como la lactancia se desarrollan en el agua. Los hipopótamos son mamíferos muy bien adaptados al medio acuático.



Jirafa














La Jirafa es un mamifero y el mas alto de todas las especies vivientes de animales terrestres. Los machos pueden medir entre 4,80 a 5,50 metros de altura y pesar hasta 900 kilogramos. Las hembras son generalmente un poco mas pequeñas y pesan menos. Originaria de Africa, la jirafa esta emparentada con cervidos y bovidos, pero pertenece a otra familia, las Giraffidae, que comprende unicamente a la jirafa y su pariente mas cercano, el okapi. Caracteristicas fisicas: Las jirafas son famosas por su cuello extraordinariamente largo y sus largas patas delanteras. La estructura osea del cuello no difiere de la de otros mamiferos: no tiene vertebras extras, pero cada uno de los 7 huesos es mas alargado. Ademas tiene unos pequeños cuernos, los cuales estan recubiertos por la piel de la jirafa. Muchas otras pequeñas modificaciones a la estructura de la jirafa han evolucionado, especialmente en el sistema circulatorio. El corazon de una jirafa debe generar cerca del doble de la presion sanguinea normal de un mamifero de gran tamaño para mantener el flujo de sangre al cerebro en contra de la gravedad. En la parte superior del cuello, un complejo sistema de regulacion de la presion previene el exceso de sangre en el cerebro cuando la jirafa baja su cabeza para beber. Inversamente, los vasos sanguineos en la parte inferior de las patas estan bajo una gran presion. En otros animales, esa presion forzaria a la sangre a ser expulsada a traves de las paredes capilares. Sin embargo, las jirafas tienen una gruesa capa de piel muy ajustada en sus extremidades inferiores, la cual mantiene la presion extravascular alta de la misma forma que un traje-g de un piloto. La lengua es de color negro, y es tan larga que le permite usarla para limpiarse las orejas. Posee dos cuernos y una pequeña protuberancia en el medio de la frente, una cresta huesosa, debido a un desarrollo excesivo de los huesos frontales y nasales. La boca es distinta de otros rumiantes: su labio superior no esta hendido como el del camello, esta recubierto de pelos y tiene una forma mas aguzada. Tienen un ingenioso sistema que les permite abrir y cerrar, a voluntad, las fosas nasales. Esto les permite recubrir las cavidades olfativas contra el polvo, especialmente cuando el viento forma remolinos. El pelaje es de color amarillo, sembrado de manchas bastantes grandes, de formato irregular y color pardo claro u oscuro, siendo las manchas del cuello y piernas mas pequeñas. La parte inferior de las patas y el vientre es blanco y no presenta manchas. Las jirafas viven en grupos de 20 a 30 ejemplares, casi todos jovenes, ya que al envejecer buscan la soledad. Gestacion y crias: La gestacion de una jirafa dura entre 14 y 15 meses; nace una sola cria. La madre da a luz de pie y el saco embrionario no se rompe cuando el bebe cae al suelo. Las jirafas recien nacidas miden cerca de 1,80 metros. A las pocas horas de haber nacido, las crias pueden correr y no se distinguen de una cria de una semana de edad. De todas formas, por las primeras dos semanas, estas pasan la mayor parte del tiempo recostadas, resguardadas por su madre. Mientras que las jirafas adultas son demasiado grandes para ser atacadas por la mayoria de los depredadores, las mas jovenes pueden ser presa de leones, leopardos, hienas y perros salvajes.La cria se vuelve independiente alrededor de los 18 meses. Solo del 25 al 50 porciento de las jirafas llegan a la adultez; aquellas tienen un promedio de vida de entre 20 y 25 años. Alimentacion: El regimen alimenticio de la jirafa armoniza con su conformacion fisica; come las hojas de los arboles para lo cual le sirve su larga lengua. Las que viven en el sur de África prefieren las ramas y hojas que tienen espinas, porque sus labios y su lengua son insensibles.




Koala

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El Koala llega a tener una longitud corporal de 76 cm., el cuerpo es rechoncho, esta cubierto de un pelaje espeso, suave y de color gris. Su cabeza es grande y redonda, y tiene las orejas peludas y redondeadas. Las extremidades posteriores son cortas, con pies grandes y tiene cinco dedos, cada mano también tiene cinco dedos, donde dos de ellos son opuestos a los otros tres, cada dedo posee una garra fuerte y grande. Las patas de atrás no tienen garras en el dedo mayor, y el segundo y tercer dedo están fusionados para formar un garfio con el que pueden sacarse las garrapatas, de las que sufren muy seguido. Estas características hacen que el koala sea perfecto para su vida arborícola y es fácil de observar en los bosques de eucaliptos del este de Australia que constituyen su único hábitat, así como su fuente de alimento, porque este animal solo come las hojas y las yemas de estos árboles. Los koalas que viven en climas con menos calor son por lo general más grandes y tienen el pelaje más oscuro y espeso que aquellos que viven en climas más cálidos. El peso promedio de estos animales son de 12 Kg. en los machos y 8 Kg. en las hembras. Los koalas de la seca Queensland son casi siempre más pequeños, con un peso promedio de los machos de 8 Kg. y de las hembras de 6 Kg. En la fértil Victoria (Australia), un macho adulto puede llegar a pesar hasta 14 Kg., y una hembra hasta 11 Kg. Una distinción entre un macho y una hembra es la bolsa testicular del macho, también por la glándula que tienen en el pecho que largan olor. Las hembras, se identifican por la bolsa o marsupio. Además, normalmente son más bonitas, lo que se debe a sus facciones y a su estatura que es más chica. Los machos adultos pueden ser hasta el doble de grandes que las hembras adultas y, además de tener la curvatura de la nariz más pronunciada, la forma de su cabeza es diferente a la de las hembras. Sentidos: Son animales nocturnos es por esto que poseen buenas facultades auditivas. Su visión es muy escasa. La nariz de los koalas es extremadamente sensible. Esta les da información a todo lo que concierne supervivencia, territorio y también el apareamiento. Habitad: Las poblaciones de koalas sólo pueden extenderse si se encuentran en el hábitat adecuado. Esto incluye sus árboles favoritos como los eucaliptos que deben crecer sobre un suelo adecuado, además de suficientes precipitaciones. También deberá haber otros koalas viviendo en las proximidades. Modo de vivir: Los koalas viven arriba de los árboles y realizan la mayor parte de sus actividades de noche. Duermen 20 horas al día para no gastar energías. Sus depredadores naturales son los dingos, las lechuzas, las águilas, los varanos, los buitres y las serpientes pitón. También Las épocas de sequía y los incendios resultan peligrosos. Alimentación: Los koalas solo se alimentan de las hojas y corteza y también de los frutos. Un koala adulto necesita entre 200 y 400 gramos de hojas al día.
La disminucion de la especie: Una importante disminución de los koalas se debe a la tala indiscriminada y también a los accidentes de tránsitos. Según un informe el 75% de los accidentes con autos que involucran animales son koalas.




Leon Blanco

 
 
 
 
 
 
 
 
El león blanco es una mutación del león sudafricano (Panthera leo krugeri); no actúa como una subespecie separada. Nos los cruzamos ocasionalmente en las reservas naturales de África del Sur, y se crían selectivamente en muchos zoológicos del mundo entero. Según las creencias africanas, este animal es divino y si se cruza en tu camino da felicidad. Su existencia ha sido relevante en el público desde los años 1970 por Chris McBride en su libro Los leones Blancos de Timbavati (The White Lions of Timbavati). Según lo que se cree, su gen ha estado siempre en el código de los leones normales, pero debido a que es un gen recesivo, es muy raro que aparezca este tipo de leones (es por eso que se había visto apenas por primera vez en la década de los 70) y en estado salvaje no pueden sobrevivir mucho tiempo, ya que por su pelaje blanco, no tiene el camuflaje indicado que a los leones normales les permite cazar sin ningún problema.
En 1977, el zoo de Johannesbourg capturó un macho de color normal heterocigoto que tenía un hermano blanco. Este zoo es alabado con el premio de cría de leones blancos en cautividad. Timba, un león de color normal herido de Timbavati, fue acogido y cuidado por el zoo y lo volvió más agradable. Se piensa que él portaba el gen de los leones blancos y luego fue cruzado con una hembra y además con una de sus propias hijas. El resultado fue una leona blanca llamada Bella en 1982, que engendro a su vez numerosos leoncitos blancos. Este linaje está representado en los zoos de Philadelphie, Toronto, en China, en Alemania y en Japón. Otro linaje de leones blancos en la reserva de rinocerontes y de leones de Johannesbourg fue fundado por un león blanco abandonado, Thandile, descubierto en la reserva en 1999. Thandile tiene los ojos azules y no es albino. En 1998, un leoncito blanco a medias atormentado fue descubierto en la reserva. Los leones blancos no son afectados de albinismo sino de leucitismo. Los pigmentos son visibles en sus ojos (que pueden ser dorados/avellana como los de los leones normales, pero también azul-gris o verdes – es posible criar selectivamente con ojos azules), sobre sus almohadillas y sus labios. Su leucitismo es debido al gen mutante chinchilla, que inhibe el depósito de pigmentos salvo sobre los extremos del pelo. En consecuencia, el color de los leones blancos varia del rubio y del blanco casi puro. Los mechones de la cola y las melenas de los machos son rubios o crema en lugar de ser negros. Estos leones se encontraron por primera vez en Timbavati. Para la tribu local de esta región, los leones blancos son sagrados y, hasta tienen una leyenda que explica su aparición.



Leon

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De toda la familia de gatos, el león siempre ha sido considerado por el hombre como el Rey de los animales. Admirado por su nobleza, lealtad, habilidades, fuerza y valentía a lo largo de la historia, se han encontrado dibujos de leones realizados por hombres hace más de 15.000 años. No obstante, el león es solo el segundo más grande de los felinos (el más grande es el tigre) y tampoco es el más rápido. Los leones machos en su hábitat natural pueden llegar a medir hasta 3 metros, incluyendo su cola, y las leonas un poco menos. Pesan entre 150 y 225 kilos y viven entre 15 y 20 de años. A pesar de su fama de animal feroz, los leones se muestran muy sociables dentro de su manada. Siempre hay más leonas que leones en una manada que puede tener desde 3 hasta 40 animales. Son las leonas que hacen la mayor parte de la caza y que cuidan a los cachorros y les enseñan a cazar. Además suelen parir sus cachorros al mismo tiempo (normalmente de 3 a 4 cachorros por leona) y se ayudan entre ellas con la crianza de los pequeños. Siempre hay mucho más hembras que machos en una manada. Cuando un macho se convierte en líder de su grupo, es frecuente que lo primero que haga es matar a todos los cachorros, para eliminar la herencia de su predecesor y asegurarse de que todos los futuros cachorros tengan sus genes. El papel más importante de los machos en una manada de leones es defender el territorio. El rugido de un león se puede escuchar a una distancia de hasta 8 kilómetros, y está diseñado para advertir a posibles intrusos y para llamar a miembros de su manada para que vuelvan al grupo. También se utiliza para comunicarse con otras manadas de leones que viven en el vecindario. A pesar de su buena fama como cazador, el león es relativamente torpe y solo logra cazar su objetivo en un 20-30% de sus intentos. Cazan en equipo y, si no logran alcanzar nada, no tienen inconveniente en apoderarse de los restos de un animal cazado por otro especie. Por eso se les llaman "oportunistas". Después de la caza, los leones suelen comer primero, luego las leonas (muchas veces con peleas entre ellas) y por último, los cachorros. Los leones que viven en África se consideran animales en peligro y los pocos que sobreviven en Asia se considera especie en peligro de extinción.
 
 
 
Pavo Real

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sobre su aspecto físico: El macho de pavo real es de color azul brillante, con una cola compuesta por más de 100 plumas, con un ocelo, de 2 m de longitud cada una. En cambio, la hembra tiene la cola corta y es de color blanco. A pesar de su gran tamaño, el pavo real puede volar, lo hace para refugiarse en las ramas de algún árbol. En África, existe otra especie muy similar al pavo real, el pavo del Congo. Sobre su reproducción: Para cortejar a la hembra, el macho abre su cola como un abanico y emite un canto característico. Durante la época de cría, el macho de este ave se vuelve territorial. El pavo real construye el nido en el suelo, haciendo un agujero poco profundo y tapándolo con hojas, o bien en ramas bajas de árboles. El macho no participa en la incubación de los huevos. Sobre su utilidad: En la India, el pavo real es un ave que se le tiene una gran admiración y respeto. Ello se debe a que es muy útil para el hombre pues se alimenta de serpientes peligrosas, como la cobra, y a que es una eficaz alarma cuando ve un tigre, el enemigo principal del hombre, u otros depredadores. Este ave cuando ve algún animal peligroso, lanza unos fuertes gritos audibles también para el ser humano. Por otra parte, el pavo real es un animal empleado como elemento decorativo de los jardines, primeramente en la India y, en la actualidad, en todo el mundo.